lunes, 10 de octubre de 2016

13 O nordeste

Primera parada Fortaleza:

En Fortaleza, con regusto al recuerdo del viaje de hacía 4 años, Gustavo tenía un contacto donde podiamos pasar la noche, se trata de Carlos Guillermo. Un antiguo conocido de Uberlandia conocido como aquel que le dió un puñetazo a un policía por (en un control de alcolemia) insinuar que Jimi Hendrix era homosexual.   Concluimos al parecer, vivia en una penitencia existencial autoinfrinjida porque no consiguió terminar una carrera inicial, se dejó la segunda (fisica) a pesar de haber aprobado las asignaturas más dificiles y finalmente aprendió y se esforzó mucho en tocar la guitarra como los maestros con el fin de ser aceptado en una de las escuelas de guitarra más jodidas de entrar de Brasil. No lo consiguió, y para castigarse, se fue a Fortaleza a vivir en un cuarto pequeño, sin ventanas, pegado a una principal, sin ventilador con una cama sin colchon a trabajar en una empresa de seguros colindante.

Conocimos esa noche el paseo de la playa de Fortaleza, no parecía ser una ciudad con demasiado encanto, sedientos de un autentico forró (musica y baile tipico "dos payá dos pacá") nordestino, quisimos ir a un local donde lo tenian. Mi carnet de estudiante sin fecha de caducidad no fue suficiente para convencer a los porteros de que lo era, el precio de la entrada evitó nuestra entrada. Acabamos en otro local no muy chic.

Por la mañana, después de descansar unas 3 horas debido al calor, ruido, mosquitos y demás visitantes con una mirada supimos que no le ibamos a dar más oportunidades a Fortaleza. Era el momento de partir hacia donde fuera pero rápido. Hay algunos momentos (principalmente resaca) que el suelo parece que quema y necesitar marchar, normalmente es a los tres dias, en este caso fue a las 15 horas)

Destino Jerícoacoara, la tipica playa con mil premios muy turistica. Siguiendo la linea, fuimos al camping más barato, con los colgados típicos del camping más barato, mucha belleza natural, hospedajes de todos los precios, nuestros instrumentos abrian puertas (el de él más que el mio), aguas claras, dunas blancas, argentinos buscavidas, hogueras en la playa, observar como todo el mundo toca mi guitarra 10 veces mejor que yo, barecitos hippies bien decorados con el encanto de no tener carretera asfaltada por ser paraje natural son algunos de los elementos a destacar de nuestra estancia. Decidimos comenzar el descenso destino final Joao Pessoa, (dato importante J.P. era mi destino final para proseguir con mi andanza con los estudios de mercado para restaurantes, ahí vivia Bargosa, antiguo compañero de Uberlandia)
Comenzamos el descenso parando el mínimo tiempo posible en Fortaleza conforme nos habíamos prometido, pero teníamos que recojer parte del equipaje que habíamos dejado en casa del agresor de policias Carlos Guillermo. En la estación de autobuses de Fortaleza me había ofrecido gentilmente a ir a por nuestro equipaje mientras Gustavo esperaba en la estación ya que había comenzado a tener un color extraño acompañado de rios de sudores que le corria por el cuerpo, (estuvimos barajando hipótesis como el dengue y demás pero que finalmente por suerte se quedó en nada).
Expresé mi grandisima pena al agresor de policias por nuestra urgente salida, agradecí su amabilidad y partimos al sur.

Debo resaltar lo sucedido en la estación de autobuses de Natal: como de costumbre, cuando llegas a un lugar, el último bus dirección a tu destino final ya ha salido y te tienes que esperar 24 horas, te aseguran los taxistas con satisfacción. Tras haber corrido de un lado a otro veloz preguntando las posibilidades de llegar al destino (Pipa) conseguimos una alternativa. Nos subimos en un coche dónde después de 1 hora de viaje y montados en el bus local final le pregunté a mi camarada, la mochila del ordenador la llevas tu?....
Efectivamente, con las prisas habia conseguido dejarme la maleta con el pc, indispensable para poder llevar a cabo lo planeado en Joao Pessoa con los restaurantes.
En la estación de autobuses de una de las ciudades nada mal posicionado en el ranking de ciudades peligrosas y mangoneantes resultó que algúna majo, o muy majo decidió llevarla a objetos perdidos y cuando,ya en Pipa, no sólo atendieron el teléfono sino que un ángel aseguraró que la maleta con el PC estaba en objetos perdidos. Y pude comprobar la veracidad de las palabras de aquel ángel al llegar después de un viaje no placentero en el bus de las 05:00 am.  Sin duda Natal para mi, la ciudad más benebolente del mundo.

Pipa, menos premiado en revistas de belleza natural que Jericoacoara. Sin duda más animado, mayor presencia de locales, barato, misma cantidad de argentinos buscavidas, asfaltado, igualmente bonito, tortugas y delfines, una iglesia llamada "bola de nieve" que nunca habia visto antes donde pensé que iba a recuperar la fé al ver que el cura tenia barba y la mesa del cura era una tabla de surf pero finalmente, tras mi asistencia a una misa me di cuenta de que el discurso no varía, como todos estos pueblos hippies paradisiacos antigua "villa de pescadores". Constatamos nuestra no habilidad para el surf, conocimos la noche y amanecer de Pipa y nos percatamos de que ya no poseemos esa virilidad de empalme etilico al despertar el domingo.

Partida a Joao Pessoa mi futura ciudad  donde nos esperaba nuestro querido Bargosa que tras repetir lo mucho que estaba estudiando y lo sufrida que es la vida del estudiante de Master nos llevó a su bar de confianza para enternecidamente reencontrarnos después de 3 o 4 años. Local donde futuramente un joven perdería la vida en una street disputa.

Mientras Bargosa tenia que estudiar para un examen super importante, aprovechamos para conocer Recife, comprobamos que los precios son mucho más elevados, ciudad es mucho mas grande y que si te dejas el carnet de conducir y el dni en el hostel no te lo devuelven a pesar de tener el simbolo HI, (Hostel International).
Sedientos de cultura, visitamos el museo Ricardo Bernnand, empresário adinerado que como los reyes del caucho en Manaus, llegado a cierto punto de embriaguez económica deciden apostar por cultura y arte. Un bonito oasis natural cerca de la bochornosa Recife. Después de la correspondiente hora en bus pasamos a la Recife antigua, donde lo más destacable fue mi primer contacto con un ritmo/baile llamado "frevo". La embajada americana celebraba algún aniversario de vhinculo comercial en uno de los edificios emblemáticos subvencionaron un show de frevo. Es un baile para el que se necesita una buena flexibilidad y articulaciones bien engrasadas acompañados de un complemento más típico de la pelicula Mary Poppens, un mini paraguas. Por lo que parece, en esos kilómetros cuadrados entre Recife y el estado colindante, salen más poetas y artistas buenos que el resto de Brasil.
Sorprendido por la presencia de Estrella Galicia en la zona, empalmamos sin ducha y fuimos en busca del Forró típico nordestino. Y lo encontramos, "sala de reboque". No conquistamos grandes podios bailando pero por lo menos nos sentimos satisfechos de haber visto un local que se adaptaba a nuestras espectativas. Caliente, alejado, barato...  cenamos un perrito caliente en dudoso estado y después del baile nos sorprendió la noticia de que habia huelga de autobuseros.  Al dia siguiente confirmamos que la cena, no era apta para consumo humano.

Siguiendo las indicaciones de Bargosa, nos ibamos a encontrar en la famosa ciudad de Olinda, para disfrutar de un evento festivo, tras las correspondientes 2 horas en bus la fiesta había sido pasada al dia siguiente. Lo cual nos llevó a la consecuencia lógica de emborracharnos en la puerta del local cerrado y adentrarnos en el mundo de la psicodelia inducida por unas horas y volver por la mañana a Joao Pessoa.

En Joao pessoa, Bargosa hizo de anfitrión llevándonos a las plazas y lugares que más tarde se convertirían en mi barrio.  Llegó el trágico momento donde el camarada Gustavo partió poniendole final al "minimochilao" nordestino dando paso a una nueva fase.  Joao Pessoa y la conquista de los restaurantes.